En semifinales, se enfrentaría por un puesto en la final ante el joven griego, número catorce del mundo y revelación del torneo Stefanos Tsitsipas. Nadal, haciendo valer su experiencia y su juego demoledor ante rivales con revés a una mano, venció fácilmente por 6-2, 6-4 y 6-0, alcanzando así su vigésimo quinta final de Grand Slam (segunda marca en la Era Abierta) y la quinta en el Abierto de Australia, habiendo ganado todos sus partidos en 3 sets, cediendo tan sólo 48 juegos y perdiendo su servicio en apenas dos ocasiones.